Hace unos días leímos esta frase de Walt Disney “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. Y nosotras pensamos: O no!!
Tener un sueño y lograrlo no siempre van unidos
Lo primero que nos ha venido a la cabeza es esa conclusión. Puedes soñar, desear, planificar y poner todo tu entusiasmo en algo que quizá nunca logres. Por ejemplo, si tu sueño es ser jugador de la NBA, pero a penas llegas al metro sesenta…Lamentamos decirte que es muy probable que no se cumpla tu sueño. Ningún ser humano puede ser totalmente competente en todos los aspectos, por mucho que lo desee.
Es una ilusión irreal
Tras esa frase de supuesto optimismo se esconde la ilusión irreal en la que todo es posible. Este pensamiento irreal nos crea la ilusión de que podemos controlarlo todo. Puedo hacer cualquier cosa que me proponga. Es muy lícito ser ambicioso, tener metas y objetivos. Sin embargo, pensar que puedo con cualquier cosa que me pongan delante supone entender que no tengo límites. Y, querido amigo, todos tenemos límites. Las cosas que mejor se nos da hacer son probablemente las que también nos gusta hacer. Mejoramos porque seguimos haciéndolas y eso retroalimenta el círculo.
Genera frustración…
A menudo, en La Puerta Azul recibimos consultas relacionadas con la tolerancia a la frustración y la aceptación de la realidad. Pese a lo que pueda parecer estas consultan no son sólo en niños, sino también en adultos. Muchas personas se preguntan por qué no consiguen el trabajo de sus sueños o su pareja ideal, si ellos lo desean mucho y se lo merecen. Si son abanderados de esta frase, sentirán mucha frustración al ver que lo que merecen por justicia, porque es su sueño, no se cumple. Cuando las cosas no nos salen, está bien luchar por cambiarlas. Pero cuando esto es imposible, lo más sano es aceptar las cosas como son.
Y también obligación
Además este pensamiento también nos conduce a la conclusión de que tengo que seguir intentando algo que no sale, porque tengo que poder hacerlo. Porque si es mi sueño, es lo que tengo que hacer. No me puedo rendir, no me puedo cansar, no puedo cambiar de sueño.
No pensabais que una frase daría para tanto, ¿verdad? Siempre es importante fijarse en el lenguaje, que llevado al extremo puede resultar perverso.
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