Habitualmente, la decisión de acudir al psicólogo se toma cuando nos enfrentamos a una dificultad o un problema que nos viene grande, no sabemos cómo resolver o nos supera. También, iniciar una terapia suele estar relacionado con determinados acontecimientos sobrevenidos, a los que no sabemos cómo hacer frente. Sin embargo, en esta publicación, queremos hablar de la labor preventiva del psicólogo para evitar el sufrimiento excesivo. Igual que acudimos a otros profesionales de la salud para comprobar que todo está correcto (por ejemplo: revisiones ginecológicas, dentales, etc.) o nos hacemos revisiones antes de afrontar una situación novedosa (por ejemplo: una prueba de esfuerzo antes de comenzar a realizar un ejercicio de alta intensidad o unos análisis cuando vamos a hacer un cambio en nuestra alimentación), acudir a un especialista ante un cambio importante en la vida de nuestros hijos, antes de que se produzca para que valore que nuestro pequeño está preparado para dicha novedad, puede prevenir un sufrimiento excesivo.
La labor preventiva del psicólogo infantil
En general, todo lo que suponga un cambio grande en el entorno de niño, es una fuente de estrés para él. En ocasiones, depende de cada niño y del momento vital en que ocurra puede afectar más que a otros.
Cambios de colegio
El colegio es el entorno, después de la familia, en la que el niño pasa más tiempo. De forma que, cuando éste va a cambiar, la anticipación a los problemas que pueden surgir, así como una valoración de las habilidades del niño (adaptación a los cambios, capacidad para hacer amigos…), ayudarán a que sienta que está más preparado para esta nueva etapa.
Llegada de nuevos miembros a la familia
La llegada de un hermano es un cambio GIGANTE en la vida de un niño, porque tiene que compartir lo que más quiere (papá y mamá) con otra persona, a la que además tienen que dedicar más tiempo. Además, a los adultos nos cuesta mucho entender que pueda pasar de la ilusión más profunda por tener un nuevo hermano a los celos más alarmantes. Valorar el estilo de apego y ayudar a los papás a gestionar la llegada del nuevo hermanito, harán que el hermano mayor lleve mejor esta situación tan complicada.
Fallecimiento de algún miembro de la familia
En ocasiones, la pérdida de un ser querido, ocurre de repente. Sin embargo, el fallecimiento puede deberse a una larga enfermedad. En estos casos sí tenemos “margen de maniobra” para ayudar a los más pequeños a afrontar, tanto la enfermedad como el fallecimiento. Un profesional os puede ayudar en cómo explicar a los niños más pequeños que la persona está enferma, a evitar en niños más mayores la culpabilización o la asunción de responsabilidades que no le corresponden, a cómo comunicar la muerte y a cómo gestionar la ausencia del fallecido.
Divorcio o separación
Generalmente, una ruptura de pareja trae consigo mucho sufrimiento a todos los miembros de la familia. Sin embargo, algunos estudios señalan que no es el divorcio lo que afecta a los niños sino algunas variables que acompañan a la ruptura, tales como, situaciones de conflictos previas, falta de disponibilidad emocional de los padres, ya que están elaborando su propio duelo por la separación… Un psicólogo os puede ayudar a evitar el sufrimiento excesivo en los más pequeños, enseñándoos cómo hablar del divorcio, cómo responder a sus preguntas, cómo gestionar las nuevas situaciones a las que os vais a tener que enfrentar, cómo permanecer unidos como padres, aunque no lo estéis como pareja.
Problemas de salud física y mental de los padres
Cuando uno o ambos progenitores tienen problemas físicos (una enfermedad larga, un accidente que requiere reposo…) o mentales (depresión, épocas de estrés…) los niños acusan los cambios que se producen. Los adultos no sabemos cómo explicarles los problemas porque creemos que no lo van a entender y porque pensamos que “haciendo como que no pasa nada les estamos protegiendo”. En muchas ocasiones, ésta buena intención hace que la enfermedad se transforme en un “secreto” y que el niño lo viva como un tabú. El psicólogo os puede ayudar a crear una explicación adecuada para su edad con la que os sintáis cómodos y a aprender a resolver sus preguntas.
Pubertad y adolescencia
La adolescencia es la época de cambio por excelencia: físico, mental, social… Cambios que sin duda repercuten en la vida familiar. El papel de los padres durante esta etapa cambia radicalmente, ya que dejan de ser referentes para los niños y pasan a ser poco menos que “el enemigo”. En este período el psicólogo os puede ayudar a gestionar los desafíos de vuestros hijos, cómo negociar de forma eficaz y cómo mantener y fortalecer el vínculo que parece que a esta edad se debilita.
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