Adiós al chupete

por | Ene 11, 2018 | BLOG, Familia, Psicología infantil | 0 Comentarios

Durante mucho tiempo el chupete ha sido el “amigo” inseparable de nuestro hijo/a: le ha acompañado, le ha consolado cuando estaba enfadado/a, le ha entretenido cuando estaba aburrido/a… Sin embargo, ha llegado el momento de decirle adiós. Hay controversia sobre la edad a la que se debe dejar de utilizar el chupete, algunos pediatras afirman que a partir del octavo mes de vida puede reducirse su uso hasta eliminarlo por completo al año, otros mantienen que se puede usar hasta los dos años sin problema, pero la mayoría están de acuerdo que su utilización a los tres años puede:

  • Provocar dificultad en el desarrollo normal del aparato fonador y de la musculatura de la masticación.
  • Favorecer las otitis de repetición e interferir en la correcta formación del arco dental a partir de los tres años.
  • Si utilizamos el chupete para calmarle cuando esté enfadado, impedimos que nuestro hijo/a desarrolle estrategias alternativas de gestión emocional

Preparándonos para decir adiós al chupete

En primer lugar, debemos prepararnos (nosotros y el niño) para lo que va a venir: dejar de usar el chupete. No debemos ir con prisas.

Lo primero es decirle al niño que pronto llegará el momento de dejar de usar el chupete y los motivos por los que debe hacerlo. Podemos explicárselo con argumentos como estos: “Es por tu salud, para que tus dientes no se deformen y crezcan sanos.” o “Ya eres mayor y los chupetes solo lo usan los niños pequeños y los bebés”.

Durante esta fase ayuda leer cuentos sobre el tema. También puede ser útil, ponerle como ejemplo ante los abuelos o amigos :“¿sabéis que pronto dejará de usar el chupete porque ya es mayor?”. Es importante que vayas destacando lo que sí sabe hacer ya porque se ha ido haciendo mayor, por ejemplo: “ya sabes tirarte solo del tobogán, ¡qué bien!”, “¡qué torres más altas haces!”, etc. De este modo, estáis reforzando su autoestima al destacar sus logros por ser mayor y querrá seguir esforzándose conseguirlo.

Diciendo adiós al chupete

En esta etapa le acompañaremos y ayudaremos para decir adiós de manera definitiva al chupete. Puede ser dándoselo a los Reyes Magos o a Papá Noel, metiéndolo en un sobre y tirándolo en un buzón de correos o simplemente podéis tirarlo directamente a la basura (porque ya no es necesario). Es importante el simbolismo de desprendernos del chupete porque “a partir de ese momento” ya vuestro hijo/a es mayor, y no lo va a necesitar.

En esta fase es importante que le digáis lo orgullosos que os sentís de él, resaltéis lo mayor que se está haciendo, lo mucho que sabe cuidar de su salud porque ahora el chupete no dañará sus dientes, y destaquéis ante todos los miembros de la familia su gran logro.

Echando de menos el chupete

Tras la despedida el niño suele sentirse victorioso y satisfecho porque mamá y papá están contentos con él, además; recibe mimos y felicitaciones por su logro de ser un poco más mayor. Pero tras la euforia de los primeros días, llegan situaciones de inseguridad y angustia para el niño (y los padres).

El chupete era su aliado para el placer, para calmarse, para entretenerse, para consolarse y ahora no lo tiene. Esto genera en el niño una ansiedad que debemos saber atender para que la despedida no le resulte demasiado angustiosa.

Para el pequeño lo más difícil no ha sido tirar el chupete, sino el vacío encuentra después. Es entonces cuando el niño se pregunta: “Y ahora ¿cómo me calmo en momentos de miedo, de enfado, de cansancio?”. “Y ahora… ¿cómo me relajo cuando estoy solito en mi camita?”

En este momento el niño necesita vuestra ayuda para cubrir esa necesidad emocional que el chupete se encargaba de cubrir. Ahora necesitará de vosotros más mimos y más paciencia, ya que se enfadará con más facilidad y le costará dormir. Un muñeco suave y agradable para acariciar y abrazar, es una buena alternativa para cuando el niño necesite relajarse.

Es muy importante que una vez que seamos firmes; y no demos atrás por mucho que lo eche de menos nuestro hijo/a. Si hiciésemos esto, el mensaje que le estaríamos enviando sería “no estás preparado para ser tan mayor como nosotros pensábamos”.

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