La ansiedad está presente en nuestras vidas y todas y todos la hemos experimentado en alguna ocasión. Casi escuchamos hablar de ella a diario, como cuando nos comunican o comunicamos que algo nos provoca ansiedad, cuando nos dicen en la prensa que tenemos que reducirla para tener bienestar, cuando la sentimos y no nos gusta, etc.
Pero, ¿qué es la ansiedad?
Se trata de un conjunto de manifestaciones y reacciones físicas que implican una respuesta fisiológica (lo que siente nuestro cuerpo), una respuesta cognitiva (lo que pensamos) y una respuesta conductual (nuestros comportamientos).
Aunque resulte molesta o incómoda tiene una función muy importante y es avisarnos de que hay una posible amenaza o conflicto. Es por eso que nos ayuda a adaptarnos, por ejemplo, acelerando los latidos del corazón y tensando mis músculos. Así me prepara para una posible lucha o huida. De ahí su utilidad e importancia, por eso en terapia siempre hablamos de que la ansiedad no se puede eliminar.
¿Y si tengo un nivel muy alto de ansiedad?
Cuando estos síntomas se vuelven difíciles de gestionar, por ejemplo si me pongo muy nerviosa al hablar en público. Eso hace que tartamudee, además de tener pensamientos del tipo “lo voy a hacer fatal”. Es entonces cuando no nos ayuda y podríamos decir que se ha vuelto disfuncional.
Cuando no sentimos y no expresamos la ansiedad, u otras emociones, de manera sana es nuestro cuerpo quien lo hace por nosotros. De manera que a veces podemos tener dolencias físicas y no darnos cuenta de que es porque estamos sintiendo esta emoción.
Cuando esto ocurre podemos intentar escucharnos, validarnos e identificar qué nos está generando ansiedad. Puede servir aprender a hacer alguna técnica de relajación, buscar hacer actividades agradables como escuchar música, hacer ejercicio o dar un paseo.
Si crees que puedes estar pasando por un momento de mucha ansiedad y necesitas ayuda para gestionarlo, recuerda que puedes pedir cita para una entrevista gratuita en info@lapuertaazul.net o en el 634 505 585
0 comentarios