Con la llegada del verano damos la bienvenida a las vacaciones más esperadas, al descanso, y a la desconexión. Pero incluso en estas fechas, puede resultarnos complicado dedicarnos al autocuidado y a disfrutar de la compañía de los nuestros.

 

La importancia del autocuidado

 

Acostumbrados a rutinas estresantes, a las prisas y a las responsabilidades, a veces podemos tener la sensación de que “vamos en piloto automático”. Los días son repetitivos y el estrés se apodera de nosotros. ¿Hace cuánto no haces aquello que tanto te gusta? ¿Cuánto tiempo te dedicas a ti mismo? Seguramente si respondemos estas preguntas nos sorprendan las respuestas.

Sin embargo, no somos robots y así como necesitamos trabajar también hay que saber parar. La desconexión y el descanso tienen un gran impacto positivo en nuestro bienestar y productividad. El autocuidado, además nos permite mirar y atender nuestras necesidades, adquiriendo así mayor estabilidad física, psicológica y emocional.

Algunos ejemplos de autocuidado pueden responder a necesidades más físicas como dormir bien, comer nuestro plato favorito, o beber más agua. Y otros satisfacen nuestras necesidades emocionales, como priorizarnos, ser más amables con nosotros mismos, o incluso decir “no” a cosas que nos perjudican.

 

Cómo ponerlo en práctica

 

Una ocasión ideal para poner esto en práctica son las vacaciones, ya que las exigencias y responsabilidades disminuyen. Las rutinas se flexibilizan y contamos con mayor libertad para invertir tiempo en nosotros y en las personas que nos rodean. Y lo más importante, de la manera que nosotros queramos.

Sin embargo, puede que nos encontremos con algunas dificultades para conseguir desconectar en estas fechas. Es probable que nos sintamos culpables o irresponsables por no atender aspectos relacionados con el trabajo. También que tendamos a llenar nuestro tiempo libre de actividades, de manera que acabemos agotados. Intentemos entonces buscar un equilibrio, teniendo en cuenta que nos merecemos desconectar, descansar y mimarnos.

Algo que nos puede ayudar es prestar atención a cómo nos sentimos, y qué necesitamos, de manera que busquemos activamente aquellas actividades que nos hagan sentir bien. Puede tratarse de algo tan simple como dedicar 10 minutos al día a ti mismo, salir a pasear o ver el atardecer. Tomar conciencia del efecto que estos pequeños gestos tienen sobre nosotros es importante. Asimismo, reducir o cambiar aquello que nos hace mal también implica cuidarnos.

Si crees que tienes dificultades para desconectar de tus responsabilidades y poner en práctica tu autocuidado, recuerda que puedes pedir cita para una entrevista gratuita en info@lapuertaazul.net o en el 634 505 585

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