España es uno de los países del mundo donde más deberes se manda a los niños. En nuestra sociedad existe un debate sobre si éstos son eficaces y necesarios para el aprendizaje. Más allá de dicho debate, aquí queremos compartir con vosotros algunos consejos para ayudar a vuestros hijos con los deberes.
¿Por qué se hacen los deberes?
Es importante que los pequeños, y los adultos entendamos por qué se mandan tareas desde el cole; y, una vez comprendido esto, por qué se deben hacer. Entre las razones que siempre damos a los hijos ante la pregunta “¿y por qué tengo que hacer yo deberes?” suele ser que “las tareas nos ayudan a aprender”, o porque “si no los haces mañana el profesor te castigará”. Rara vez, los adultos explicamos a los niños que las tareas son, en parte, un entrenamiento, para etapas futuras. Desde nuestro punto de vista, los deberes tienen que servir para adquirir habilidades que en cursos posteriores se van a necesitar: autonomía, capacidad de síntesis, capacidad de mantener la atención, dominar la comprensión lectora, crear rutinas, hábitos y técnicas de estudio, etc.
¿Dónde se hacen los deberes?
Los deberes, una vez que los entendemos como una tarea importante que nos va a ayudar a poder estudiar con eficacia en cursos próximos, debemos de darles toda la solemnidad que se merecen. Los deberes siempre se deben hacer en el mismo sitio. Cada familia decidirá, de acuerdo a sus posibilidades y necesidades, qué lugar de la casa es el más apropiado. Dicho espacio debe ser luminoso, cómodo, cálido, tranquilo y alejado de interrupciones. Evitaremos elegir para esta tarea lugares con distracciones: la televisión, el móvil, otros familiares haciendo otra tarea, etc.
¿Cuándo se hacen los deberes?
Para poder aprovechar los deberes lo máximo posible, se tienen que hacer cuando el alumno/a esté descansado. Evitaremos hacerlos justo después de salir del colegio, sin una pausa; a la vez, que trataremos de que no se alarguen mucho en la tarde. Si tu hijo invierte mucho tiempo en los deberes, y esto le impide hacer otras actividades, enriquecedoras también, como jugar; quizá puedas hablar con sus profesores y negociar los deberes, priorizando la calidad y tiempo invertido, frente a la cantidad.
¿De quién son los deberes?
No debemos perder de vista que los deberes son de nuestros hijos. Es muy habitual escuchar padres que dicen “esta tarde tenemos muchos deberes” o “hoy nos toca estudiar el tema 3 de sociales”. Quizá sean sólo expresiones, pero ya la mera forma de hablar, hace que la responsabilidad sea un poco más compartida; es decir, un poco más de los padres y un poco menos de los hijos.
Uno de los objetivos de los deberes es que los niños se vuelvan más autónomos y responsables. Si llamamos a la madre de su compañero para preguntarle qué tiene de deberes o pedimos que nos envíen fotos por el grupo de WhatsApp del libro que se ha dejado en el cole, estamos impidiendo que se responsabilice de sus obligaciones y que experimente las consecuencias de sus acciones. Las posibles consecuencias, en este caso, pueden ser un castigo del profesor por no llevar los deberes hechos. Aquí, el aprendizaje sería que todos los actos tienen consecuencias.
Y además de los deberes… ¡estudiar!
Muchos padres y madres acuden a nosotros muy preocupados porque sus hijos no saben estudiar. Es cierto, muchos chicos y chicas de considerable edad, y que tienen que estudiar grandes cantidades, no saben cómo hacerlo. La técnica que utilizan la mayoría es la repetición: leer varias veces y repetir en voz alta. A veces, le “dan la lección” a un familiar o, en el mejor de los casos, lo escriben en un papel.
Para enseñar a estudiar lo primero que tenemos que tener en cuenta es cómo aprende mejor nuestro hijo o nuestra hija: ¿mediante palabras? ¿imágenes? ¿sonidos? ¿movimiento? ¿esquemas? Cada niño tiene su propio punto fuerte y es importante que le ayudemos a descubrir cuál es y a desarrollarlo. Los padres podemos ser ayudantes en ese descubrimiento y, además, guías en la forma en la que estudian nuestros hijos. Podemos ayudarles a que aprendan a hacer esquemas, mapas conceptuales, resúmenes o a que lo relacionen con conocimientos previos.
Por otro lado, tenemos que tener en cuenta cómo va a ser el examen. La mayoría de los exámenes consisten en preguntas escritas, y la mayoría de los estudiantes sólo comprueban lo que saben antes del examen de forma oral. ¿No os parece una incongruencia? Una fase fundamental de las técnicas de estudio, consiste en comprobar lo que sabemos, y esto debe hacerse en la misma modalidad en la que se va a preguntar en el examen.
Todo no son deberes
Es muy importante que si un niño tiene deberes dedique a realizarlos el tiempo necesario. Sin embargo, igual de importante es que no todo sean deberes en su tarde. Los niños, especialmente en los primeros cursos de primaria, tienen que disfrutar de su tiempo libre para jugar, para imaginar, para descubrir el mundo y para aburrirse. Algunos padres, en este punto estaréis pensando, “pero es que tiene tantos deberes que se pasa toda la tarde haciéndolos”. Como os hemos dicho antes, os invitamos a que, si éste es vuestro caso, habléis con el profesorado y negociéis los deberes. Para que ésta conversación tenga éxito, es recomendable que evitéis poner críticas y quejas en los grupos de WhatsApp, que no hacen sino avivar la distancia entre escuela y familia; y, planteárselo en una tutoría individual, de forma constructiva.
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