En la sociedad en la que vivimos, la interacción de numerosas familias está marcada por una cantidad elevada de mensajes negativos que se envían entre sus miembros. Aquí nos vamos a centrar en la comunicación de padres y madres a sus hijos. En este anuncio de IKEA, podemos ver que este tipo de mensajes son aquellos que indican lo que “no hay que hacer”, “no hay que decir” o “no nos gusta de la otra persona”.

¿Te reconoces en el anuncio de IKEA? ¿Repites continuamente a tus hijos o hijas lo que no hay que hacer? ¿La palabra “no” es una de las que más pronuncias? Si has respondido sí a estas preguntas, sigue leyendo, lo que viene a continuación te puede ayudar.

¿Por qué funcionan mejor los mensajes positivos?

Cuando transmitimos a una persona un mensaje negativo ya sea del tipo “eso no se hace” le estamos limitando a nuestro interlocutor la cantidad de cosas que puede hacer si quiere continuar en armonía con nosotros. Es decir, no le damos opción a que haga algo que nos agrade. Muchas personas ante esta afirmación, pensarán… “puede hacer lo contrario que le digo que no me gusta que haga”. Efectivamente, pero el cerebro humano tiene dificultades para procesar el “no”. Hagamos una prueba: no pienses en un elefante rosa. ¿Alguien ha podido evitar pensar en un elefante rosa?

Nuestra labor de padres y madres es educar y guiar a nuestros hijos en su proceso de desarrollo. Como guías, al enviar mensajes negativos continuamente, le estamos transmitiendo “por aquí no”, “por aquí no”, “por aquí no”, etc. Imagina que estás en un laberinto y cuando haces cualquier cosa para salir hay un guardia que te dice “no, lo siento, por aquí no”. ¿Cómo te sentirías? ¿Y si el guardia en lugar de “por aquí no” te dice “por aquí no puedes pasar, pero si giras a la derecha puedes encontrar la salida”? ¿Te sentirías menos frustrado? ¡Ése es el mensaje que le tenemos que transmitir a nuestros hijos/as! ¡Cómo encontrar la salida del laberinto!

¿Cómo transformar los mensajes?

Tu mejor aliado en estos primeros momentos de cambio puede ser las expresiones “en vez” “y si” o alguna similar. Con esta nueva forma de comunicar generamos nuevas opciones positivas. Prueba a cambiar:

• “No saltes en el sofá” por “en vez de saltar porque no te sientas y vemos la tele juntos”.
• “Con la comida no se juega” por “y si comes rápido y así te puedes ir a jugar”
• “No pegues a tu hermano” por “en vez de pegar a tu hermano, me explicas a mí o a él qué es lo que te ha hecho enfadar”

Respetando el objetivo que perseguimos

A parte de estos mensajes negativos, hay muchos que aparentemente son positivos, pero están cargados de negatividad. Entre estos, están “bájate de ahí que te vas a caer”, “levántate del suelo que te vas a resfriar”. Aunque estos mensajes están en forma afirmativa, el mensaje que envían es negativo: no confío en ti o deja de hacer lo que quieres. ¿Qué pasaría si en vez de decir “bájate que te vas a caer”, dijésemos “agárrate fuerte que te puedes caer”; o cambiásemos “levántate del suelo que te vas a resfriar” por “ponte el abrigo si quieres jugar en el suelo para no coger frío? El objetivo que perseguimos sería el mismo, evitar una caída o un resfriado, pero respetando al niño y sus intereses.

Muchas veces la comunicación en la familia puede ser muy complicada. Si a pesar de estos consejos, no consigues mejorar la convivencia en tu familia, recuerda que puedes pedir cita para una entrevista gratuita en info@lapuertaazul.net o en el 634 505 585.