Muchas veces, cuando acudís las familias a La Puerta Azul, comentáis que vuestros peques se portan mejor fuera de casa, que dentro. O si los dejáis con los abuelos, o los tíos o algún amigo es un niño/a que obedece maravillosamente. Sin embargo, cuanto están con vosotros, sus padres, para que “haga lo que tiene que hacer” tenéis que repetirlo mil veces.

Tranquilos es normal. Veamos por qué.

Si nuestros hijos se portan mejor, ¿por qué es?

Una parte fundamental del desarrollo es la exploración. Nuestros peques necesitan explorar para descubrir y satisfacer su curiosidad. Parte de esta exploración es descubrir los límites. Esos límites son de varios típicos: físicos, como la ley de la gravedad; sociales, lo que se puede o no hacer; y emocionales, los que los demás nos permiten o no. Según nuestros peques van explorando, van descubriendo muchos de estos límites por sí mismos. Sin embargo, otros se los tenemos que enseñar nosotros.

Cuando los niños se sienten seguros, en un entorno protegido y con sus personas de referencia, es cuando se activa la curiosidad y necesidad de exploración. Por eso, nuestros hijos se portan mejor en casa de personas con personas con las que “tienen menos confianza”. Cuando están con nosotros, en casa, en un entorno que controlan es más probable que “investiguen” cuántas veces necesitamos decir que recoja la habitación antes de enfadarnos, o prueben a “ver qué pasa” si echan mucho papel higiénico en el WC.

Y entonces, ¿cómo reaccionamos como padres?

Cuando un niño necesita explorar, no quiere decir que no necesite límites. Ambas cuestiones van muy unidas. Como siempre os decimos, marcad los límites con cariño, con amor, de forma consecuente y contingente.

Si sientes que tienes dificultad para marcar los límites a tu hijo/a, recuerda que puedes pedir cita para una entrevista gratuita en info@lapuertaazul.net o en el 634 505 585.