El uso de pantallas en niños asociado a las nuevas tecnologías, es un tema que cada vez preocupa más a los padres. Cada vez existen más dispositivos al alcance de los más pequeños de la casa, con más funciones y que “nos crean” una mayor necesidad.
¿A qué edad puede iniciarse el uso de pantallas en niños?
La Asociación Española de Pediatría recomienda limitar el uso de pantallas en niños menores de 18 meses a videollamadas de forma esporádica con seres querido que vivan lejos. Más allá de estas recomendaciones oficiales, cada padre y cada madre, debe decidir qué uso quiere que sus hijos den a las pantallas.
La edad de inicio del uso de pantallas en niños, depende mucho del dispositivo del que estemos hablando y de la función con la que lo vaya a utilizar. No es lo mismo un teléfono móvil que una Tablet; ni usarlo en los viajes en coche que todas las tardes; ni como forma habitual de entretenimiento, que cuando está enfermo.
Recomendaciones generales
A pesar de que el uso de las pantallas, como ya hemos explicado, depende del dispositivo, de la edad del niño y de los valores de la familia, sí existen unas recomendaciones generales sobre el uso de pantallas en niños:
– Sobre el lugar en el que se sitúan:
Las pantallas deben estar siempre en lugares comunes de la casa. De esta forma los adultos podremos controlar tanto el contenido como el tiempo.
– Sobre el contenido que ven:
En general, todo el contenido suele estar recomendado para una edad: series, videojuegos, apps, vídeos de Youtube… Recomendamos informarnos y ceñirnos a dicha recomendación. La utilización de un control parental puede ser útil, pero también debe ir acompañada de la visualización del contenido con los niños. De esta forma, utilizaremos “las pantallas” para propiciar conversaciones sobre determinados temas de actualidad, y nos aseguraremos que el contenido está en línea con nuestros valores como padres.
– Sobre el control de contraseñas:
A nuestro juicio, los padres y madres deben tener un control sobre los dispositivos de sus hijos, ya que son menores de edad y aún están aprendiendo y desarrollándose. Esto significa que deben conocer las contraseñas y marcar unas pautas de uso. Pero… ¿Cómo hacemos para tener su contraseña y revisarlos sin que sienta que le espiamos? La clave no está en hacerlo a escondidas, sino en negociar: podemos acordar, al entregarle el dispositivo, que nosotros tendremos todas las claves, pero que no las utilizaremos sin su permiso, a menos que veamos alguna señal de alarma; y que, con cierta frecuencia, revisaremos juntos el uso que hace de él.
– Sobre la limitación de su uso:
Los padres sois los responsables de establecer un límite de las pantallas y hacer que dicho límite se respete. Éste puede variar en función de la edad, del dispositivo. Es muy habitual que a los niños “les cueste” desconectarse. Esto no sería una señal de alarma en sí misma, pero si el ocio de nuestro hijo es en exclusiva ante pantallas, y no conseguimos que lo amplíe, puede ser importante consultar con un especialista.
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