Tanto si queremos ser padres como si ya lo somos pueden surgir dificultades en la pareja por esto. Puede resultar complicado combinar las dos facetas, así como superar los problemas que vayan surgiendo antes y después de nacer el bebé.
Dificultades antes de ser padres
La simple toma de la decisión puede ser un motivo de conflicto. El que uno de los miembros de la pareja no esté seguro, puede traer consecuencias después. Es importante por tanto saber qué nos lleva a la decisión de tener un hijo. ¿Lo hago porque mi pareja quiere? ¿Si no accedo lo dejaremos? ¿Estoy dispuesto a no tener un hijo?
Por otro lado, pueden surgir dificultades para la concepción. En ese caso es fundamental que el apoyo sea mutuo. Ambos estáis pasando por lo mismo y podéis entender cómo se siente el otro. Hablar y compartir qué significa para cada uno la espera o incluso la imposibilidad os acercará mucho.
Y cuando llega la noticia de que vais a ser padres, aparecen muchos sentimientos que también hay que manejar. Temor hacia los cambios que vais a experimentar. Dudas sobre si lo vais a saber hacer bien. Agobios por manejar a las respectivas familias. Cuanto más podáis hablar y negociar previamente, más tranquilos os podréis sentir cuando llegue el momento.
Ya somos padres, ¿qué pasa con nuestra pareja?
La llegada de un bebé a la familia llena de emoción e ilusión, pero también de cansancio y nuevos roles. La pareja que antes solo era eso, pareja, se convierte en padres. Esto que puede ser algo muy obvio puede no serlo tanto en la práctica. Nos explicamos. Al nacer el bebé la atención se centra en él y se pueden descuidar otras áreas como el área propia o el área de la pareja.
Si no hay una base sólida de comunicación y confianza, empezarán a surgir los conflictos. Esto en sí mismo no es un problema, lo importante será si la pareja es capaz de resolver los conflictos sin meter a los hijos de por medio. Es decir, hacer de los problemas de pareja un asunto que concierne a los hijos. Por ejemplo, una pareja que discute porque uno quiere abrigar más al bebé que el otro. Puede parecer que discuten por el bebé, pero en realidad lo que hay de fondo es una dificultad para llegar a acuerdos y negociar. Es importante por eso reservar momentos para hablar, en la medida de lo posible.
Tanto por exceso como por defecto podemos cometer errores. Pretender que después de la maternidad la pareja se comporte del mismo modo, no es posible. Como tampoco lo es que siga existiendo pareja si solo se ocupan del bebé y no se dedican un mínimo de tiempo. Lo importante es adaptarse en cada atapa a las necesidades de todas las partes. Cuidamos nuestra faceta como padres, cuidamos al bebé y nos cuidamos como pareja.
Si creéis que como pareja necesitáis ayuda con respecto a la paternidad presente o futura, recordad que podéis pedir cita para una entrevista gratuita en info@lapuertaazul.net o en el 634 505 585.
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