La lectura, y cómo ayudar a sus hijos con ella, es un tema que preocupa a muchos padres. El problema de algunas familias, es que los peques aún no han aprendido a disfrutar con ella; la dificultad con la que se encuentran otros, radica en que sus hijos no comprenden lo que leen. Aquí os dejamos algunas recomendaciones sea cuál sea vuestro caso.

Antes de la lectura se le puede ayudar…

Para fomentar el interés por la lectura, podéis ayudarle a que relacione el texto con algún tema que le guste. Por ejemplo, si va a leer sobre piratas, preguntarle qué sabe de piratas y qué le gustaría aprender ellos. Además, cuando leemos con un objetivo, resulta más fácil concentrarnos en la lectura ya que estamos más motivados.  Recapacitando sobre lo que va a leer y para qué está leyendo: entretenerse, localizar un dato…

Cuando el texto que va a leer es académico, el objetivo es comprenderlo para una evaluación posterior. En este caso, si llamamos su atención sobre las marcas del texto que proporcionan información sobre su estructura: índice; títulos y subtítulos; capítulos y apartados; subrayados, negritas… le ayudaremos a hacerse una idea de cómo se estructura la información que contiene el texto.

Durante la lectura se le puede ayudar…

Mientras está leyendo se puede llamar su atención sobre imágenes y esquemas que acompañan el texto, para facilitar la comprensión. Si el texto es muy largo, podemos estimularle a que hable y cuente lo que está leyendo, para que descanse de la lectura, pero no desconecte de ella del todo. Además, podemos preguntarle si está encontrando problemas y ayudándole a concretar qué es lo que no entiende y dónde puede residir el problema: en el vocabulario, en la estructura de las frases, en el tema… Por último, si no comprende algo de lo leído, dándole apoyo de la relectura, la lectura del contexto, la consulta del diccionario o de otro libro para ampliar conocimientos, evitaremos que se frustre y abandone.

Después de la lectura se le puede ayudar…

Al terminar la lectura, conversando sobre ella y averiguando qué pasajes han sido más complicados y por qué, creamos una oportunidad de reflexionar sobre lo leído y sobre el acto de leer en sí mismo. Esto es una oportunidad para resolver problemas que se puedan presentar de nuevo en futuras lecturas.

Introduciendo el vocabulario que ha aprendido durante la lectura en nuestro día a día estaremos ayudando a recordarlo y a comprobar que ha aprendido su significado.

Sirviendo como modelo para leer. Si leemos a la vez que el niño, le ofrecemos un modelo positivo hacia la lectura para aprender e imitar.

A veces es completamente imposible y hasta desaconsejable que los padres ayuden a sus hijos en esta área, puesto que la situación se carga de ansiedad y los padres y el niño pierden la calma, con lo que la situación de aprendizaje se vuelve aversiva, perdiéndose aún más el interés por la lectura. En esos casos, sería preferible buscar ayuda de un profesional.